martes, 24 de junio de 2008

Molta forza

Lo que interrumpió mis divagaciones sobre la noche extraordinaria que había dejado atrás, mientras escuchaba a mi amada Polly Jean bajo el sol ámbar de la tarde, fue el sonido jazzero funk de una banda que —con batería, percusión, saxo, bajo y guitarra— tocaba con potencia sobre la acera, a media cuadra del Coliseo romano, haciéndome sacar los auriculares y parar en seco y dejando pintado a un boliviano que soplaba la quena en la vereda de enfrente.

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