sábado, 14 de junio de 2008

Irreal

Con una versión de una bossa de Tom Jobin termina el recital de jazz de Bennie Wallace and his Orchestra en la ópera de Dresden, y salimos a la noche en el centro de la ciudad vieja flotando entre las reconstrucciones de los palacios que había allí hace cinco o diez siglos. Las luces de los edificios brillando en lo oscuro me invitan a morirme ahí mismo, en ese lugar que de día no me había parecido tan atractivo.

Caminamos por el puente antiguo que cruza el río Elba y ella enlaza su brazo con el mío y me dice: “no quiero volver, no quiero volver a la misma cagada de siempre”. Y la verdad es que yo tampoco quiero volver. Por suerte me queda bastante.

Me pone un auricular y escuchamos a Djavan todavía con la resaca jazzera retumbando en los tímpanos, vamos bajando el puente y asumo con una mueca optimista que me tomé otra dosis de felicidad instantánea.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ah si cheeee????? me podrás enviar más detalles de "ella" a mi dirección de correo electrónico; ya que es abastante que no escribis pedazo de culo roto!!!

El resto como esperaba, la verdad que yo tampoco querría volver...

the walrus dijo...

Bueno, recien estoy volviendo a conectarme. Hasta mande algun mail.

Lo de "ella" no hace a la narracion, Seba, no te quedes en la chiquita.

Abrazo

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