lunes, 5 de mayo de 2008

Por el buen desvío

A los once años yo escuchaba una y otra vez un disco de El Cuarteto de Nos que tenía canciones sobre jugar al teto y sobre un niño que era vejado hasta por el sacerdote evangelista y el coronel de la aviación. También leía libros con cientos de páginas, para horror de mis amiguitos, y en todos los recreos dibujaba en el pizarrón el smiley drogón de Nirvana. Admito, sin embargo, que tenía otros hábitos nefastos, como ir al fútbol los domingos y mirar a Cacho de la Cruz.

Quince años después, mirando a mi alrededor, pienso que le debo a los hermanos Musso, a Cobain y a Emilio Salgari mucho más de lo que creía: me desviaron del camino que conducía inevitablemente a Bailando por un Sueño y a Paulo Coelho. Incluso adapté mi organismo de modo tal que el fútbol de los domingos me causa escozor en las nalgas y la televisión abierta regurgitaciones estomacales.

Claro que podría haber terminado siendo un degenerado psicopático o un heroinómano con los días contados. Pero eso, por suerte, todavía no sucedió. Más allá de mi hosquedad y malos humores, soy un tipo que —con cierto tacto— se le puede presentar a mamá.

El problema de que ese germen haya crecido en mí es que no me libra de la obligación hereditaria de convivir todos los días con el pueblo oriental, desilustrado y cobarde. No es que me crea mejor que el común de la gente, sino que juego en otra liga. Que es una liga mucho mejor, por supuesto. Entonces trato de vincularme con la minoría que al menos sabe leer figuras metafóricas, que no se escandaliza ante un sarcasmo o un augurio de muerte insoportable y que ocupa su ocio en algo más que ver a Tinelli.

En el camino, claro, tengo que esquivar los puestos de maní en 18 de Julio, fumarme los chillidos de los niños de la vecina de abajo durante toda la tarde del sábado, lidiar con guardas que no asumen su obligación de tener cambio, ignorar a las viejas que se empeñan en entablar un diálogo indeseable en las colas y salas de espera y tratar de que la mediocridad general virósica de este país no me salpique.

De ese recorrido, y del resto de mi vida tan insensata como la de ustedes, salen los textos que acá voy a publicar. Hasta que se me acaben las ideas o hasta que advierta que soy sólo otro uruguayo carente de talento. Mientras, les regalo —sin derecho a cambio— algunos garabatos desde lo más hondo de mi intestino grueso.

De nada.

17 comentarios:

Guillermo dijo...

Análisis.

La frase "soy un tipo que —con cierto tacto— se le puede presentar a mamá." contrasta de manera imponente con la aseveración "Claro que podría haber terminado siendo un degenerado psicopático o un heroinómano con los días contados. Pero eso, por suerte, todavía no sucedió" Me deja tranquilo el término "todavía", o sea es notable que Ud. encuentre una virtud en el caracter transitorio de su calidad de "no heromaníaco". Es por eso que le recomiendo que se presente a alguna mamá con celeridad, antes de que le de por probar los derivados de la papaver somniferum. No tengo hijas pero la sola idea de tenerlo de yerno a Ud. me hace tiritar del chucho, peligroso como tiroteo en ascensor, dirían en mis pagos.

"No es que me crea mejor que el común de la gente, sino que juego en otra liga. Que es una liga mucho mejor, por supuesto" Es esto el recurso literario PARADOJA? O se llama contradicción-por-escribir-apurado?


"lidiar con guardas que no asumen su obligación de tener cambio" Yo creia que cambio es lo que les sobraba, sobretodo monedas de 10 pesos.

"También leía libros con cientos de páginas, para horror de mis amiguitos" CLaaaaro, no entendian como Ud. podía leer a Kant mientras ellos miraban el ultimo numero de "ratos de cama".


Para terminar con este analisis, hablando en serio, creoq ue es un post muy soberbio y clasista, pero en extremo realista, y comparto cada uno de los puntos, salvo cuando habla del cuarteto, que me parecen flor de palomas.

the walrus dijo...

Los primeros dos puntos del análisis revelan la ausencia de sentido del humor y de sarcasmo del corresponsal, o sólo sus ganas de cascarme las pelotas.

El tercero es una muy oportuna corrección.

Lo de los libros puede haber sido un poco pedante de más, pero se acoge estrictamente a la realidad de aquel entonces. Y a la realidad actual también, lo que es peor.

Del Cuarteto no voy a discutir, y menos con alguien que comparte casi todo lo que digo, lo cual espero que no suceda a menudo en este blog.

Y sí, es un post soberbio y clasista, como corresponde que escriba un tipo soberbio y clasista.

Salud.

Stephanie Biscomb dijo...

Yo sí te presentaría a mi vieja, pero siempre me gustó asustarla.

Buenísimo primer post, me alegra que haya vuelto. Ahora me voy que me pierdo a Tinelli.

Walter Hego dijo...

Wal: Hace unos días, en Montevideo.comm, apareció un aviso de un sorteo de ejemplares del último libro de Ercole Lisardi (o Lissardi, en este momento me entra la duda).

Compará la cantidad de comentarios que provoca la mayoría de los artículos del sitio con los que suscitó ése (cuatro hasta el momento, y tres de los mismos son míos).

Sí, se sabe: es penoso lo poco que lee la gente y lo mal que se lleva con los libros. Y creo que el abismo entre la escritura y la gente es cada día mayor, aunque ya en mi época era alarmantemente grande.

A propósito del comentario de D.I.T., ¿quién eras antes, Wal?

Walter Hego dijo...

Wal: El blog promete. Lo voy a poner (provisoriamente, al menos), en la lista de vínculos del mío.

Purga dijo...

Y eso que Ercole Lissardi mete minas en bolas y garches kilométricos en sus libros, eso sí fotos no tienen...

Walter: te recomiendo que dejes de comentar en Montevideo.comm. La brigada Purga y Exterminio está elaborando una lista de quienes lo hacen regularmente con el propósito de enviarles paquetes de antrax por correo.

the walrus dijo...

Gracias Walter por el voto de confianza, que seguramente traicionaré con el paso del tiempo y la pereza mental.

Te pido disculpas, pero mi ex alias y mi ex blog prefiero dejarlos tan enterrados como están. Es en parte la idea de tener uno nuevo.

Anónimo dijo...

Vivís con papá y mamá, verdad?

A mi siempre me dan cambio de monedas. Te deben ver la cara, nene.

Anónimo dijo...

"Lo de los libros puede haber sido un poco pedante de más, pero se acoge estrictamente a la realidad de aquel entonces. Y a la realidad actual también, lo que es peor."

Que se yo, a los 11 me quedaba sin dudas con "ratos de cama"; es más si volviera a nacer y me dieran para elegir, me volvería a quedar con "ratos de cama"; total, para leer Kant está el resto de la vida.
En cuanto a Nirvana, no sé a que Liceo, Escuela o Colegio ibas (en realidad si lo sé, pero bue respeto el anonimato), pero en el mío a esa edad el Unplagued de Nirvana era el disco de cabecera, ya introducirse al resto de la discografía de la banda lo hicimos algunos nomás; eso si el smiley en el pizarrón no lo dibujabamos, no no; se vé que no teníamos mucha necesidad de marcar que eramos distintos.

the walrus dijo...

Dudo que leas a Kant durante el resto de tu vida si aunque sea no leías a Mark Twain a esa edad.

Así que sos de esos que tenía el Unplugged en la estantería al lado de Vilma Palma e Vampiros. Ja!

Yo tenía once años en el 93. El Unplugged salió en el 94. En aquella época yo ya había escuchado para adelante y para atrás toda la discografía. Empecé a escucharlos en el 91 o 92, cuando salieron el Nevermind y el Incesticide.

Y seguramente te creo que a los once no tenías necesidad de llamar la atención y mostrar que eras diferente.

Salud.

Anónimo dijo...

Amigo, no se que orientación hizo usted en el liceo, pero por más que no hubiese querido leer a Kant nunca, me lo hubieran hecho leer igual, algún impertinente profesor de Filosofía. Por lo que creo que afortunadamente para algunos, desafortunadamente para otros, y algún idiferente también; todos hemos leído a Kanta, aunque sea básicamente.

No me gustaba Vilma Palma, más que para arrimarme a alguna compañerita de clase en algún "baile" al que seguramente no fuiste porque estabas leyendo "Crítica de la razón pura", o escuchando que Manfredi tenía un hijo retardado mental.
En esa época yo curtía más la onda Beasty Boys.

La verdad que no encuentro la relación entre lo que leías a los 11 y lo que leiste el resto de tu vida; yo a los 11 no sabía que carrera iba a elegir por ejemplo, no sabía si me gustaba más la cerveza o el whisky; ni si prefería arriba o abajo en la cama, pero bue. Quizás desconozco la corriento psicológica que dice que los 11 años son claves para forjar los gustos culturales que tendremos el resto de nuestras vidas; y si tal corriente existe, tengo algunos casos históricos que le va a costar explicar.

Creo que el hecho de que a los 11 me interesara más toquetear a mi vecinita o me preocupara más la aparición de pelos en mi pubis, que leer tratados sobre ética y estética, no quiere decir que más adelante no me fueran a interesar, o no.

Y yo que sé a que edad descubrí los réditos de que me consideren distinto, pero de lo que si estoy seguro es nunca lo intenté hacer tan explícito; la ventaja estaba en serlo disimuladamente.

Anónimo dijo...

Entonces, Seba, vos no sos otro asesino serial?

the walrus dijo...

Claro, entiendo. Llegás al liceo sin haber leído más que a Teo en la granja, estudiás de las fotocopias de Kant y Sartre, o de los apuntes de alguna compañera, terminás el liceo y a los dos años no tenés idea cuál es la diferencia entre el existencialismo y el nihilismo. Touché, Seba.

Y no sé por qué pensás que leer un libro y calentarse con la vecinita son actividades excluyentes. Ese puede que sea en parte el problema.

Me causa mucha gracia cómo saltan por lo de la lectura, que fue un pasaje al pasar en mi post. La cola de paja aparece en los momentos menos pensados. Ja.

the walrus dijo...

(Releyendo me di cuenta que puede parecer que relaciono el existencialismo son Sartre y el nihilismo con Kant. Obviamente no era la idea en el caso del nihilismo y Kant. Escribí los ejemplos al pasar. Pero lo aclaro porque seguro se venía la ola.)

Anónimo dijo...

Envidiosa, lamento decepcionarte pero no, no soy otro simple asesino serial.

Mmmmmm, yo dije que a los 11 tenía otros intereses que leer a Kant, la parte del resumen de mi compañera y etc. va por tu cuenta, por supuesto que había gente que lo hacía; y alguna vez yo lo hice con algún autor; es que la vida es una cuestión de gustos, quizás yo prefería leer el libro de Sartre, y no me fumaba a Kant por lo cual leía el esquema de alguien que se hubiera tomado el trabajo de digerirlo por mi, alguien de confianza claro. También podría haber preferido leer a Eco y darle la espalda a estos dos; o por ahí me pegó por Tolkien y mandó a los otros tres a la puta que los pario, pero el punto no es este, sino que la elección de uno u otro o todos, no eleva a nadie a jugar en ninguna liga superior como dice en el post.

Y perdoname pero a los 11, leer a Kant y apretarte a la vecinita, suelen ser actividades excluyentes.

Si se relee la dicusión el tema de la lectura fue comentado por todos como lo que vos decís, un pasaje más de tu post; seguramente magnificado por vos, porque consideras junto al Cuarteto de Nos y Nirvana que es lo que te diferencia del resto, es lo que te hace jugar en "una liga mucho mejor"; y no me vengas con que eso fue un recurso porque ese es el fin del blog no? mostrar que es lo que te separa del pueblo, o no?

Anónimo dijo...

Es evidente, Seba, lo que diferencia a Walrus del resto y lo hace jugar "en una liga mucho mejor" es que se agarró el pitito con el cierre.

the walrus dijo...

El fin del blog es escribir cosas que me pasen o que me vengan a la cabeza. Seguramente muchas de ellas son producto de las cosas que me separan de la mayoría de la gente, sí. Me causa mucha gracia cómo un poquito de soberbia escandaliza tanto. Este país es muy curioso.

Nunca me agarré el pitito con el cierre, al menos no de forma que me haya producido tanto dolor como para recordarlo. Sí, me agarré otras cosas con el cierre. De todas formas, honro a la bragueta con botones porque reduce exponencialmente el riesgo de andar por ahí con la bragueta abierta. El cierre es muy caprichoso.

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